Muchas veces desconocemos nuestras propias cualidades y virtudes, desconocemos el talento que tenemos, y de lo bello y sublime que llevamos por dentro.
No sabemos exteriorizar nuestros sentimientos, quizás por miedo e inseguridades, o por la falta de estímulos de nuestros familiares, o por la aceptación de los demás, el bendito ¿que dirán?.
Nos cegamos, y no somos capaces de ver nuestras habilidades, nos dejamos vencer por los temores, y caemos en falsas y absurdas comparaciones.
Tenemos que buscar nuestra propia confianza, afianzar nuestros lazos y nuestras convicciones, abrirnos a las posibilidades y darnos cuenta de lo que valemos, defender nuestros sentimientos, y aprender de Dios, a querernos.
Sacar nuestra luz, levantarnos, reconocernos, dejar de limitarnos y enfrentarnos a lo externo, no esperar reconocimientos, ni ser aprobados por nuestros esfuerzos, simplemente superarnos y transformarnos en lo que realmente queremos, tener confianza y darnos valor en que si podemos, sin fijarnos en lo que obtenemos, sólo en lo que aprendemos, ahora si mostremos al mundo entero lo que valemos, dejemos salir nuestro yo interno.
HB 13-04-17
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