El dulce amanecer,
y la luz del sol reflejada en mi ventana,
escucho a las gaviotas revoloteando sin cesar.
Entre mis sabanas me levanto,
Entre mis sabanas me levanto,
y tú no estás, camino hacia el ventanal,
abro las cortinas para observar,
oh! que bello está el mar,
ese verdor cristalino,
y las olas golpean la orilla con serenidad,
que impresionante vista,
no me canso de admirar.
Te busco, pero en la habitación ya no estás,
Te busco, pero en la habitación ya no estás,
pero aún tu perfume, en el aire se deja colar,
ya te has ido, una vez más.
Suspiro y pienso en lo divino, lo sublime y magistral,
Suspiro y pienso en lo divino, lo sublime y magistral,
cuando con mi cuerpo dibujaba en tu lienzo de amor,
en esa noche estrellada y con el sonido del mar,
donde se fungían nuestras almas en una sola al amarnos,
brindándonos las mieles de nuestros cuerpos,
embriagados de placer, con besos por doquier,
wow lo vuelvo a imaginar, que divino despertar.
Pero ya no estás,
Pero ya no estás,
tomaré un jugo y una ducha,
aunque no quiero perder tu aroma
impregnado en mi piel,
tiro las sábanas y tomo una toalla,
me hago en el cabello una cola,
y me dirijo hacia la cocina,
a buscar ese jugo que se me antoja
antes de irme a bañar,
y allí estás, en calzoncillos,
preparándonos algo para desayunar,
uff que divino despertar.
HB 01-04-2017
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