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miércoles, 13 de septiembre de 2017

Introspección

Analizo mis sentidos, interpreto lo que pienso, lo que siento, lo que llevo aprisionado en mi mente y en mi pecho.

Hice todo lo posible por mantener la serenidad, por tomar lo positivo, y desechar lo negativo.

Traté de evitar que no me afectaran las circunstancias, la catástrofe del exterior y de mi entorno.

Quise no sentir miedo ni temor, ni la tensión que invadía mi paz interna, mi seguridad, mi optimismo.

Luché desesperadamente en contra del drama, de la retahíla de complicaciones, de las situaciones cambiantes y agobiantes.

De ver como se destruyen los esfuerzos, los sacrificios, los logros obtenidos, el desgaste y tiempo invertido.

De saber que todo cuánto hice, ya no tiene sentido, es cómo si de nada hubiera servido.

Enfrenté la ansiedad, la depresión, nunca había pasado por tan desagradable sensación.

Jamás había tocado fondo, ni cuando sufrí por una vil traición, y rompieron en mil pedazos mi lastimado corazón.

Siempre había simulado ser fuerte, respirado profundo, llorado en silencio, lavado mi rostro, y de pie siempre he continuado.

Intenté huir a otro espacio, donde poder olvidar los problemas, donde no me alcanzaran las miserias, las angustias, la desesperanza.

Intenté y logré esconderme, escapar del mundo que me rodeaba y afectaba tanto mis emociones.

Creé un lugar paralelo donde poder respirar, soltar y desahogar sentimientos.

Un mundo que me brindaba alegrías y sonrisas, y me hacía olvidar el dolor que siento.

Me hace feliz, me calma mis ansiedades, me aleja de mi realidad y del tiempo.

Quise refugiarme, pero fallé en el intento, me persiguieron los miedos y temores, batallas no ganadas, decisiones mal tomadas, y mis emociones se convirtieron en un mar negro, me encontré naufragando entre sus mareas y tormentas.

El mundo real , siempre estuvo allí, en el mismo lugar, nunca escapé, no pude huir de el, los problemas se incrementaron y mi ansiedad también.

Siento miedo, incapaz de luchar por lo que quiero, cuando delante de mí, sólo se presenta un futuro incierto.

La inseguridad se apoderó de mi mente, y hallé más seguro mi propio encierro.

Mi realidad me reclama, me pide explicaciones, me señala, me juzga, me persigue y se instala, pega fuerte y cala, a donde vaya me acompaña.

Estoy consciente que debo ya afrontarla, que la tristeza es necesaria por tan sólo momentos, y que debo enfrentarla.

Reflexiono sobre todo lo que pienso, y me reprocho, me juzgo, me odio, y me culpo por todo lo que no hecho.

Ha llegado el momento, que escuche mis propios pensamientos, regresar mi valentía, mis ganas, mis fuerzas, sacar este dolor y esta rabia que siento.

Ha llegado el momento de sonreirle a la vida de nuevo, retomar mi ritmo, mi claridad, aquietar mi mente, comenzar desde cero, y demostrarme que si puedo.

HB 13-09-17
@Simplemente Yo En Letras.

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