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Como el vaivén de las olas, tus huellas en mi piel.

sábado, 27 de agosto de 2016

QUERER

Ese querer que tú dices
no es el querer que yo siento,
querer es fundir dos almas
en un solo sentimiento.
Querer es mirarse fijo
a través de las pupilas
y envolverse en los reflejos
que allá en el fondo titilan.
Querer es tener tus manos
apretadas en las mías,
aureoladas de silencios,
y nerviosas de alegría.
Querer es sentarnos solos
a contemplar las estrellas
y sentir que estás conmigo
como está el cielo con ellas.
Querer es unir los labios
sin noción de tiempo y leyes
y seguir sin separarnos 
como una yunta de bueyes.
Querer es deseo intenso
de vivir siempre a tu lado
como dos sauces altivos
que jamás se han separado.
Como dos sauces que empatan
sus dos cuerpos desde el suelo,
en un intento imperante
de levantarse hasta el cielo.
Querer es vivir contentos 
con tantos planes y anhelos,
y morir también a ratos,
cuando nos llegan los celos.
Querer es reír de gozo,
reír de querernos tanto,
y seguir ilusionados
hasta culminar en llanto.
Querer es saberte mía
por toda una eternidad,
como el mar tiene seguro
el cielo y su inmensidad.
Querer es estar muy cerca,
muy solos, juntos los dos,
cabalgar sobre los astros,
sentirnos cerca de Dios.
¡Ay, querer, querer, palabra
que tiene tantos sentidos!...
Cuando me miras así
yo no creo en el olvido.
Ese querer que tú dices 
no es el querer que yo siento,
querer es fundir dos almas
en un solo sentimiento.

                          Enrique Gil Albornoz

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