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martes, 16 de octubre de 2018

Clases de Verano (Capítulo I)

Comenzaba el verano, y asistía a clases de natación, realmente las necesitaba ahora que vivíamos frente a un lago, de otra forma no habría tenido el ánimo de tomarlas, a mis 40 años, he vivido perfectamente sin saber nadar, pero el momento de aprender se había presentado.
Llevaba tan sólo 3 días asistiendo al curso, ese viernes poco antes de iniciar la clase, entró el entrenador acompañado de un chico, muy guapo por cierto, su juventud se marcaba perfectamente bien en sus pectorales y brazos, y esa ropa un tanto ajustada, que se hacía dueño de todas las miradas.
Pensaba era un nuevo compañero de la clases, a lo que el entrenador lo presenta diciendo _ él es David, desde hoy forma parte del equipo de entrenadores.
Aún estábamos realizando el pre-calentamiento fuera del agua, las pocas chicas entre 20 y 25 años, no dudaron ni un segundo en presentarse ante David, el muy amable y cortés contestó a sus saludos, pero noté que no dejaba de observarme, la verdad no sé por qué me intimidaba su mirada, sólo era un chico.
Llegó el momento de sumergirnos en la piscina, ufff la parte que odiaba entrar al agua, era profundamente aterradora, no se alarmen, alcanzaba tocar el suelo, y el agua pasaba por encima de mis senos.
El entrenador formaba equipos, las chicas buscaban acercarse a David para ser parte de su equipo, pero él de inmediato se acercó a mí, diciéndoles _ trabajaré con ella.
Me quedé helada, y las chicas decepcionadas, no podía creer que rechazara a todas esas chicas, jóvenes, con sus trajes de baño en perfecta sinfonía con su cuerpo, copas C, o hasta más grandes, no lo sé, lo único que puedo decirles, es que desde ese día, mi vida cambiaría.
Le dije que yo no sabía ni flotar, que tendría un arduo trabajo, no le sería tan fácil enseñarme, a lo que él asintió con la cabeza y se sonrió, llevándome hacia la otra esquina de la piscina, donde no había nadie ni dentro, ni fuera, que pudiera interrumpirnos.
Comenzó por preguntar mi nombre, le contesté _soy Sara. Seguido me preguntó los motivos por el cual tomaba la clase, a lo que me explicaba otros ejercicios de estiramientos dentro del agua, y así pude evadir su pregunta.
Me enseñaba como respirar bajo el agua, y se daba cuenta del pánico que me daba sumergir la cabeza, y se aseguraba que le tuviera confianza. Todo iba normal, profesor-alumna, me indicaba que postura tomar para flotar difícil tarea de cumplir, así que me ayudaba tomando mis manos y mi espalda, mientras decía, _ déjate caer, como si te recostaras en el agua, no tengas miedo, yo te sostendré.
Al fin, después de muchos intentos, lo logró, jajaja, si digo él lo logró, porque consiguió lograr que no me hundiera y entrara en pánico, aunque obviamente, el me sostenía con sus brazos, esos fuertes y cálidos brazos que me hicieron sentir segura.
Allí flotando en sus brazos, lo escuchaba levemente susurrar palabras, _ tranquila, cierra los ojos, respira, relájate, mientras apartaba poco a poco uno de sus brazos, y continuaban los susurros, en lo que con su mano libre, iba bajando delicadamente desde mi ombligo a mis piernas, haciéndome estremecer y una extraña sensación, perdiendo la concentración y el equilibrio, a lo que él inmediatamente dijo,_ tranquila te tengo., quedando frente a frente, entre sus brazos, nuestros cuerpos mojados, mirándome fijamente, y ... una voz a lo lejos gritando _ la clase ha terminado.
Rayos, cómo pasó el tiempo tan rápido, ya habían pasado más de una hora, y ni cuenta me había dado, cuando en la clase anterior los segundos fueron eternos.
Me ayudó a subir el escalón para salir de la piscina, y nuevamente sus dedos recorrieron mi espalda hasta mis piernas, mientras decía, _ nos vemos en la próxima clase...
Continuará...
HB
@Simplemente yo en letras

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