Me colé por la parte trasera de su patio, fui despacito sin hacer ruido, saqué de mi bolso un pedacito de papel, escribí una pequeña nota, la metí en un sobre y lo pasé por debajo de su puerta.
Hacía tanto tiempo que su buzón no era vaciado, sabía que mi sobre se acumularía con muchos otros, salí enseguida, esperaban por mí del otro lado de la cerca.
A los días volví a pasar por ese lugar, y algo llamó mi inmediata atención, para mi sorpresa, el buzón se veía vacío, y sólo estaba mi sobre de vuelta.
No esperaba recibir una respuesta, desde hace mucho, que nadie ocupaba aquella casa desierta, me tomó desprevenida, al ver en mi sobre, plasmada su firma.
Los nervios se apoderaron de mis pensamientos, un frío intenso recorrió todo mi cuerpo, sentía miedo de abrirlo y leer su contenido.
Cuando al fin tuve el valor de leerlo, no podía creerlo, tal vez porque temía su rechazo.
Leí detenidamente, con los ojos inundados de melancolías, y aunque sus palabras fueron tan cortas cómo las mías, abrazaron con fuerza mi alma.
HB 06-01-2020
@Simplemente yo en letras
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