Victoria (Capítulo II)
El grito de Verónica se
escuchó en toda la casa, todos sorprendidos dirigieron sus miradas buscando
explicaciones en las caras de los otros, apagaron la música y subieron algunos
a ver lo que sucedía, Verónica se encontraba forcejeando con aquel miserable
hombre que intentaba escapar, mientras Victoria se enrollaba en una sábana sin
sus ropas, llorando lágrimas de sangre y con los labios partidos y la
piel arañada.
Aquel momento fue de terror y
vergonzoso para Victoria, Verónica se había abalanzado sobre aquel
inescrupuloso muchacho, al tiempo que varios de los invitados presenciaban la
escena, algunos solos se quedaron a mirar, un par de amigos y el novio de
Verónica le ayudaron a sujetarlo para que no pudiera escapar.
Verónica pedía a los demás
salieran de la habitación y le indicó a Pablo su novio, que retuvieran al
sujeto y llamaran a la policía.
Verónica cerró la puerta de la
habitación y fue abrazar a Victoria, envuelta en un mar de lágrimas al ver a su
hermana maltratada, preguntándole si acaso había sido perpetrada, Victoria
apenas podía pronunciar palabras en medio del llanto, y alcanzó a decirle que
no sabía.
Pablo y sus amigos bajaron a
la sala donde se encontraban el resto de los invitados, que ya conocían lo
sucedido, porque uno de los chicos que había subido a la habitación ya lo había
dicho a todos. Pablo les informó que la fiesta terminó, y les pidió a todos que
por favor se fueran.
Sólo se quedaron los amigos
más cercanos de Verónica y Pablo, y al llegar la policía, ellos narraron lo
sucedido.
La policía les indicó que
debían ir a la comisaría a realizar la denuncia formal, y que debía ir la chica
que fue víctima para interrogarla y realizarles unas pruebas.
Pablo subió con uno de los
policías a informarle a Verónica, ella se negaba hacer pasar por esas
desagradables pruebas a su hermana, pero el policía precisó que si no iba ese
muchacho podría hacerles lo mismo a otras chicas y la denuncia quedaría sin
efecto.
Victoria temblaba del miedo,
no quería moverse de allí, ni quería ver a nadie, Verónica le solicitó al
policía si acaso pudieran realizarle las pruebas allí y que fuera una mujer.
El policía realizó una
llamada, y tomó algunas fotos de la escena y de Victoria, que se cubría con las
sábanas y escondía su cara. Mientras le decía a Verónica _no puede bañarse,
cambiarse, nada hasta que llegue la funcionaria que realizará la prueba.
El policía no se movió de la
habitación, al igual que Pablo y Verónica, que no se separaba de su hermana.
Pasaron treinta minutos, y
llegó la forense que le realizaría las pruebas a Victoria, así que Pablo y el
policía salieron de la habitación.
La forense tomó unas fotos, y
revisó detalladamente centímetro a centímetro del cuerpo de Victoria al tiempo
que ella se negaba abrir sus piernas, sentía vergüenza y pánico.
Finalmente, Verónica intervino
y convenció a su hermana dejarse tomar la muestra.
Al terminar las muestras y
fotos, la forense le indicó que ahora si podría ducharse y cambiarse, para que
pudiera formalizar la denuncia, debía ir obligatoriamente a la comisaría.
Ya los otros policía habían
trasladado al presunto abusador a la comisaría, los amigos de Pablo se fueron
también con ellos para ser testigos.
Así que Verónica acompañó a su
hermana a ducharse, y le buscó vestido limpio.
Victoria no paraba de llorar bajo
la ducha, restregaba su cuerpo con la esponja de baño como queriendo arrancarse
la piel, arrancar el sucio manoseo, las marcas dejada por aquel hombre en su
cuerpo virginal.
Ya vestida Victoria, bajó con
su hermana para ir con la policía a formalizar la denuncia.
Fue un momento muy
desagradable, pero tenía que hacerlo. Les dijeron que les llegaría la
notificación para el juicio, estos casos los atendían rápido y que si no
contaban con un abogado, la fiscalía les asignaría uno. Verónica les pidió
tiempo para dar esa respuesta, pues necesitaba hablar con sus padres.
Continuará…
HB
Simplemente yo en letras
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